En febrero pasado, el Observatorio Global Entrepreneurship Monitor (GEM) del Instituto de Empresa (IE), Business School, publicó su Informe Anual sobre la actividad emprendedora en España (con datos de hasta julio de 2008) . El IE es socio español del consorcio international Global Entrepreneurship Monitor, que publica en otros 42 países un informe similar sobre el mismo tema.
Se entiende por actividad emprendedora el conjunto de iniciativas de negocio de cualquier tipo y sector, incluido el autoempleo, que están en el mercado por un período no superior a 42 meses o tres años y medio. Superado dicho período, la actividad pasa a ser considerada como consolidada. El GEM ofrece, además de la estimación de la actividad que está en fase emprendedora, la estimación de emprendedores potenciales (personas que afirman tener en mente emprender a corto plazo) en la población activa. Asimismo, distingue entre iniciativas nacientes (de 0 a 3 meses), nuevas (de 3 a 42 meses) y consolidadas (más de 42 meses), ofrece estimaciones del número de propietarios de todos los tipos de iniciativas o colectivo emprendedor y empresarial y una amplia descripción de las características de las actividades. Esta descripción incluye el perfil del emprendedor, dimensión actual de las iniciativas, financiación de la actividad emprendedora, actividad emprendedora en función del género, competitividad, innovación, expectativas de crecimiento en empleo y expansión en el mercado, internacionalización, uso de nuevas tecnologías y muchos más datos. Asimismo, el Informe GEM, ofrece información sobre el cierre y traspaso de actividades de actividades, diversos rasgos de la población española en general en cuanto a su conocimiento y valoración del papel del emprendedor en la sociedad, su motivación para emprender, su grado de conocimientos sobre el tema y otras variables de interés. Finalmente se hace el diagnóstico.
Según el informe, la actividad emprendedora en España ha disminuido un 8% entre Julio de 2007 y Julio de 2008 acusando la recesión actualmente convertida en crisis. Este resultado supone la pérdida de más de 150.000 iniciativas en fase emprendedora, es decir, que no tenían más de 42 meses de vida en el mercado en este período. Acompañando al resultado anterior, el abandono de negocios y empresas en el período analizado invierte su tendencia y aumenta un 30% con respecto al año anterior en que había disminuido más de un 15%. De ellos, un 25% ha sido traspasado o vendido, mientras que un 75% ha cerrado efectivamente.
En su Carta de introducción al informe, Ignacio de la Vega García-Pastor, Profesor de Creación de Empresas y Dirección Estratégica del Instituto de Empresa y Director del Proyecto GEM en España, dice: “Desde el punto de vista de la actividad emprendedora, la crisis ha llegado en un momento en que España estaba comenzando a recoger los frutos de la concienciación del empresariado consolidado y, sobre todo del emprendedor novel en cuanto a aplicar la innovación, en el sentido más amplio del término, en la puesta en marcha de cualquier tipo de iniciativa, en la búsqueda de la diversificación en cuanto al producto o servicio a ofrecer, en el incremento de la internacionalización e incorporación de nuevos mercados y otros tantos aspectos que se veían como de urgente instauración para mejorar la calidad de la actividad emprendedora de nuestra nación y hacerla más competitiva. En ese sentido, no deja de ser una lástima que la crisis pueda perjudicar en algún grado estas tendencias, pero aún así, los informes de los últimos años han demostrado que la actividad emprendedora ha cambiado en cuanto a planteamiento general y no se va a volver atrás en ese sentido.”
Ignacio de la Vega saca la conclusión que “a pesar de que a finales del 2008 y a lo largo de los años venideros se va a perseguir más que en períodos anteriores un incremento de las tasas de actividad emprendedora, en España, los que afronten el reto de poner en marcha una iniciativa de cualquier tipo y dimensión, deben hacerlo bajo las claves que tanto ha costado implantar: apostar por sectores de base tecnológica, energías renovables, reciclaje y medio ambiente, servicios sociales, innovar, reinventar negocios maduros, introducirse en nuevos mercados, analizar formas de agrupación empresarial, sinergias, cuidar la elección de las ubicaciones y trabajar para lograr los más altos estándares de calidad en todas las actividades. Las nuevas iniciativas emprendedoras deben de crearse con vocación de crecimiento y creación de empleo y tener en cuenta que, incluso en momentos de crisis, pueden surgir interesantes oportunidades.”
Se entiende por actividad emprendedora el conjunto de iniciativas de negocio de cualquier tipo y sector, incluido el autoempleo, que están en el mercado por un período no superior a 42 meses o tres años y medio. Superado dicho período, la actividad pasa a ser considerada como consolidada. El GEM ofrece, además de la estimación de la actividad que está en fase emprendedora, la estimación de emprendedores potenciales (personas que afirman tener en mente emprender a corto plazo) en la población activa. Asimismo, distingue entre iniciativas nacientes (de 0 a 3 meses), nuevas (de 3 a 42 meses) y consolidadas (más de 42 meses), ofrece estimaciones del número de propietarios de todos los tipos de iniciativas o colectivo emprendedor y empresarial y una amplia descripción de las características de las actividades. Esta descripción incluye el perfil del emprendedor, dimensión actual de las iniciativas, financiación de la actividad emprendedora, actividad emprendedora en función del género, competitividad, innovación, expectativas de crecimiento en empleo y expansión en el mercado, internacionalización, uso de nuevas tecnologías y muchos más datos. Asimismo, el Informe GEM, ofrece información sobre el cierre y traspaso de actividades de actividades, diversos rasgos de la población española en general en cuanto a su conocimiento y valoración del papel del emprendedor en la sociedad, su motivación para emprender, su grado de conocimientos sobre el tema y otras variables de interés. Finalmente se hace el diagnóstico.
Según el informe, la actividad emprendedora en España ha disminuido un 8% entre Julio de 2007 y Julio de 2008 acusando la recesión actualmente convertida en crisis. Este resultado supone la pérdida de más de 150.000 iniciativas en fase emprendedora, es decir, que no tenían más de 42 meses de vida en el mercado en este período. Acompañando al resultado anterior, el abandono de negocios y empresas en el período analizado invierte su tendencia y aumenta un 30% con respecto al año anterior en que había disminuido más de un 15%. De ellos, un 25% ha sido traspasado o vendido, mientras que un 75% ha cerrado efectivamente.
En su Carta de introducción al informe, Ignacio de la Vega García-Pastor, Profesor de Creación de Empresas y Dirección Estratégica del Instituto de Empresa y Director del Proyecto GEM en España, dice: “Desde el punto de vista de la actividad emprendedora, la crisis ha llegado en un momento en que España estaba comenzando a recoger los frutos de la concienciación del empresariado consolidado y, sobre todo del emprendedor novel en cuanto a aplicar la innovación, en el sentido más amplio del término, en la puesta en marcha de cualquier tipo de iniciativa, en la búsqueda de la diversificación en cuanto al producto o servicio a ofrecer, en el incremento de la internacionalización e incorporación de nuevos mercados y otros tantos aspectos que se veían como de urgente instauración para mejorar la calidad de la actividad emprendedora de nuestra nación y hacerla más competitiva. En ese sentido, no deja de ser una lástima que la crisis pueda perjudicar en algún grado estas tendencias, pero aún así, los informes de los últimos años han demostrado que la actividad emprendedora ha cambiado en cuanto a planteamiento general y no se va a volver atrás en ese sentido.”
Ignacio de la Vega saca la conclusión que “a pesar de que a finales del 2008 y a lo largo de los años venideros se va a perseguir más que en períodos anteriores un incremento de las tasas de actividad emprendedora, en España, los que afronten el reto de poner en marcha una iniciativa de cualquier tipo y dimensión, deben hacerlo bajo las claves que tanto ha costado implantar: apostar por sectores de base tecnológica, energías renovables, reciclaje y medio ambiente, servicios sociales, innovar, reinventar negocios maduros, introducirse en nuevos mercados, analizar formas de agrupación empresarial, sinergias, cuidar la elección de las ubicaciones y trabajar para lograr los más altos estándares de calidad en todas las actividades. Las nuevas iniciativas emprendedoras deben de crearse con vocación de crecimiento y creación de empleo y tener en cuenta que, incluso en momentos de crisis, pueden surgir interesantes oportunidades.”
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