lunes, 18 de junio de 2007

LOS RETOS DEL FUTURO

Jesús Dorao Lanzagorta, Senior de SECOT Bizkaia

I.- Aspectos económicos

Estamos inmersos en pleno proceso de globalización o universalización de la economía, y este proceso es irreversible por los menos en el horizonte histórico que podemos contemplar hoy en día.

La “aldea global”, término que se popularizó en el último tercio del siglo XX, es consecuencia de una serie de factores complejos, como el avance y la celeridad de las comunicaciones (el espacio se ha quedado pequeño), la aparición de la Era post-industrial, el resurgimiento de nuevos sectores cada vez más dinámicos e innovadores, las perspectivas tecnológicas en el curso de las próximas décadas que están creciendo exponencialmente.

Así mismo existen grandes claroscuros y contradicciones, la posible aceleración del cambio climático, el gradual agotamiento de los recursos naturales, las injusticias y diferencias abismales entre el Primer y Tercer mundo en materias de alimentación, sanidad, educación, cultura, costumbres, consecuencia de la asimétrica evolución cultural de la especie humana, las guerras innumerables, el terrorismo internacional, el posible “choque de civilizaciones”.

Todo este complejo panorama, nos deja perplejos ante la evolución tan contradictoria y asimétrica de la “especie humana”.

Pese a todos estos avisos, premonitorios, las economías de los países desarrollados y las que se encuentran en vía de desarrollo, gozan de buena salud en este año 2007 y posiblemente se alargue en el 2008.

La Unión Europea ha salido de su postración y está evolucionando satisfactoriamente en el crecimiento del Producto Interior Bruto, en las bajas tasas de interés, en la inflación moderada, mayor competitividad, y aumento de la Investigación, Desarrollo e Innovación. Estados Unidos la primera potencia mundial, tiene un crecimiento sano y aceptable aún con algunos problemas, como la desaceleración del consumo, especialmente en el sector de la construcción, el déficit exterior, y los excesivos gastos de guerra, etc. pero conserva su gran potencial de inversión e innovación.

Japón ha emergido de su larga crisis y vuelve a mostrar su pujanza como potencia mundial.

El gigante chino sigue creciendo en su producto interior bruto a tasas superiores a los dos dígitos, lo cual no oculta sus graves problemas demográficos, estructurales, e institucionales. Juntamente con China, toda la región del Extremo Oriente, prosigue por la senda de su crecimiento exponencial. No podemos olvidar otras dos grandes potencias como son la India y Brasil, y por lo que respecta a Latinoamérica se mezclan confusamente señales esperanzadoras con preocupaciones sociales y políticas muy agudizadas.

En todo este contexto internacional, la situación española es hoy en día favorable.
Crecimiento del Producto Interior Bruto cercano al 4%, ocupación de la mano de obra cercana al pleno empleo y advenimiento a la etapa del “gran consumo”, aunque en esta dirección tendremos que atemperar el exceso del consumismo en las familias y su grado de endeudamiento. Otro reto es la elevación del precio del petróleo y otras materias primas.

Entre nuestros puntos débiles hemos de constatar nuestra baja productividad con respecto a Europa y el retraso en un tema fundamental como la Investigación, Desarrollo e Innovación.

¿Va a durar esta situación indefinidamente? Ciertamente no. Los ciclos se sucederán y llegarán inevitablemente. La particularidad en este caso reside en la mundialización, lo cual arrastrará a un cambio más complejo y hasta cierto punto imprevisible.

II.- Los problemas éticos y sociales

Según la palabra griega “ethos“, es la sensibilidad que cada generación tiene con respecto al mundo de la ética. Para tratar este inquietante tema vamos a ceñirnos al “caso español” comparando los valores de la generación actual con la de nuestros padres.

Como en los cuadros de Rembrandt, nos encontramos con claroscuros de notables contrastes, y me atrevería a exagerar de contrastes preocupantes y hasta terribles, que personalmente me llenan de perplejidad y hasta anonadamiento por su enorme hondura.

No caigamos en los extremos: que avanzamos hacia la perfección y la felicidad, ó por el contrario que cualquier tiempo pasado fue mejor, aplicaremos el “metron“, el sentido de la medida de los griegos.

La generación anterior tenía aspectos muy negativos: la pobreza, el subdesarrollo, la injusta distribución de la riqueza, el feudalismo económico y social, el fariseísmo en materia religiosa, aunque tenía conciencia de lo inmoral, del bien y del mal como dicotomía.

La generación actual ha conseguido avances importantes en el bienestar material y en la igualación de clases, en la liberación de la mujer, en una mayor conciencia de la solidaridad y en otras facetas de la vida.

Juntamente con estas luces, padecemos tremendas sombras. La primera de ellas el derrumbamiento de la familia tradicional, que puede llevar a la decadencia. La pérdida del sentido del bien y del mal. Hoy no somos inmorales, somos amorales, estamos cayendo en el “agnosticismo práctico”, olvidando el sentido de la trascendencia sin el cual la vida es un gigantesco absurdo.

Con respecto a los valores de la juventud, tenemos que matizar. Existen segmentos de personas más preparadas, con un concepto ético intachable, lo cual nos da motivo para la esperanza, pero me temo que este segmento es minoría.

La nueva generación es en amplios sectores agnóstica, la formación personal, profesional y humana se ha masificado, ha perdido calidad frente a la cantidad. Desgraciadamente no hemos acertado.

Retornando al conjunto de la sociedad, la imagen de la Cueva que llevamos en nuestro “inconsciente colectivo”, la hemos transformado en la “jungla de asfalto”.

¿Qué consecuencias nos ha acarreado? La prominencia del dinero como valor supremo, el hedonismo, la gradual disolución de la familia, la pérdida de ese núcleo entrañable de convivencia, porque no nos damos cuenta que “esta vida es un valle de lágrimas” y debemos sobreponernos a las desgracias o a los simples sinsabores para lo cual necesitamos el apoyo de nuestros seres cercanos. “Ortega y Gasset” habló de La Rebelión de las Masas, sus discípulos nos están relatando episodios de “La
Degradación de las Masas”.

III.- El alargamiento de la vida

Entre los avances tecnológicos de los últimos 100 años, destaca el alargamiento de “La Esperanza de Vida”.

En España la probabilidad de vida es de 82 años para los hombres y 85 para las mujeres y en unas décadas esta probabilidad aumentará posiblemente en 5 años. Esto nos lleva a la quiebra total de la Seguridad Social y a la pérdida de la calidad de vida en los últimos años de nuestra existencia.

¿Qué remedios aplicamos? Sencillamente ninguno.

Se da la terrible paradoja que en los niveles universitarios y los de más alta calificación profesional, la vida activa comienza alrededor de los 28 años y se acaba en muchos casos a los 48 ó 50 años.

¿Cabe mayor aberración? ¿Cabe delito social más grave?

En la década de los 80 existía un atenuante, el de la restructuración industrial para la prejubilación masiva. En 2007 seguir con la misma conducta en empresas saneadas es un atentado social. La técnica del pelotazo no debe llegar a estos extremos.

Existe un colectivo, cada vez más importante de trabajadores con alto nivel de capacidad profesional, con experiencia, que se siente hondamente frustrado por este procedimiento de “achatarramiento forzado” que vulnera gravemente sus derechos más elementales.

Debemos reflexionar sobre estos problemas si no queremos legar a nuestros hijos auténticos abismos difíciles de salvar.
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