Se ha confirmado la caída de la actividad económica, no sólo industrial, sino también en el área de servicios que se ha visto afectada. Ello ha significado que al haber disminuido la actividad ha habido menos ventas y por ello menos producción en el área industrial, menos beneficios, en algunos casos hasta una caída del 20% y mayor aumento del paro con menos contratación y preparación de varios EREs en la banca y empresas importantes como Telefónica.
Al disminuir la actividad económica y los beneficios empresariales, las previsiones de ingresos del Gobierno están disminuyendo y lo van a hacer más en el futuro, por lo que los Presupuestos no se van a poder cumplir y el aumento de gasto previsto, unido a los menores ingresos, va a provocar un aumento del déficit y un aumento de la deuda del Estado, lo que no es, precisamente, una buena noticia para nuestra economía.
Al parecer, la opinión de los expertos, se inclina últimamente por una desaceleración más que por una recesión, lo que sería más grave. Pero en lo que todos coinciden es que va a haber una crisis el próximo año creando un problema importante de liquidez que va a afectar notablemente a las Bolsas, con una caída importante en los índices y en la cotización de sus valores.
La situación está cambiando continuamente. El día 8 de Noviembre, Estados Unidos y China, anuncian la retirada progresiva de los aranceles impuestos por la guerra comercial, de forma que la economía real puede actuar sin esos condicionantes ajenos y forzados.
Por otra parte, en el Reino Unido se han anunciado elecciones para el 12 de Diciembre y se ha prorrogado el plazo con la UE hasta el 31 de enero. Los partidos que se oponen al Brexit han anunciado que se van a unir para impedir la salida de la UE, por lo que todo puede suceder.
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