Se llama “The Bioeconomy to 2030” y es un proyecto interdisciplinario de previsión estratégica realizado por un equipo del secretariado de la OCDE, dentro del Programa Internacional de Futuros de la OCDE (International Futures Programme- IFP), con la ayuda de otros directorados de la OCDE, Ministerios de países miembros de este organismo y socios exteriores. El trabajo realizado se ha plasmado en un informe con el mismo título que hace una revista con una base amplia, con miras al futuro y orientado a la política de los desarrollos en los tres sectores examinados: la producción primaria (agricultura, forestación y pesca), la salud y la industria. El informe explora también las implicaciones de los desarrollos en estos sectores para la economía y la sociedad en el siglo XXI. El informe se completa con una serie de documentos confeccionados en el contexto del proyecto y que incluyen los escenarios e informes analíticos cobre los modelos de negocios, ética, propiedad intelectual, y regulaciones.
Según el informe, la biotecnología ofrece soluciones tecnológicas para muchos problemas de salud y de recursos a los que se enfrenta el mundo. La aplicación de la biotecnología a la producción primaria, la salud y la industria podrían resultar en una “bioeconomía” emergente donde la biotecnología contribuye en una proporción significante del potencial económico. En esta bioeconomía jugarán probablemente tres elementos: el conocimiento avanzado de los genes y de los procesos complejos de las células, la biomasa renovable, y la integración de las aplicaciones de la biotecnología en diversos sectores. El informe evalúa la evidencia actual y las características de la innovación biotecnológica con el fin de estimar donde está la biotecnología hoy, donde podría estar en 2015, y de una forma más especulativa, a qué se podría aparecer en el 2030. Se desarrolla una agenda política que debe ser una ayuda para guiar el uso de la biotecnología para afrontar los desafíos actuales y futuros.
Varios factores impulsarán la bioeconomía emergente, según el informe, creando oportunidades para la inversión. Aparte del uso de la biotecnología para responder al reto de la producción sostenible con respecto al medioambiente, el mayor impulso es el aumento de los ingresos de la población y per cápita, en particular en los países en desarrollo. El crecimiento de países como China e India no solo indica que la bioeconomía será global, pero que los mercados principales de la biotecnología en la producción primaria y en la industria podrían estar en países en desarrollo. El aumento de la demanda de energía, si se asocia a las medidas para reducir la emisión de gases con efecto invernadero, puede crear amplios mercados para los biocombustibles.
El informe identifica dos modelos nuevos de negocios que podrían emerger en el futuro: modelos colaborativos para compartir conocimiento y reducir costes de I+D, y modelos integradores para crear y mantener mercados. Su adopción en combinación con nuevas oportunidades para cereales no comestibles como biomasa, podría revitalizar pequeñas empresas dedicadas a la biotecnología en la producción primaria y en la industria.
Para estimar la “probable” bioeconomía en 2030 el informe adopta una aproximación según “el negocio como de costumbre” para los factores institucionales, tales como la regulación, y se basa en la investigación de loa tipos de productos de biotecnología que se prevé que llegarán al mercado en el 2015. Los resultados sugieren que la biotecnología podría contribuir con un 2,7% del PIB de los países de la OCDE en 2030, siendo la mayor contribución de la biotecnología en la industria y en la producción primaria, seguido de las aplicaciones para la salud. Esta contribución podría además ser mayor en países en desarrollo, debido a la importancia de la producción primaria y de la industria en sus economías.
Para cosechar beneficios plenos de la bioeconomía, el informe concluye que se necesitarán políticas orientadas a objetivos resolutivos. Lo cual requerirá liderazgo, en primer lugar de los gobiernos pero también de las empresas tractoras, para establecer los objetivos para la aplicación de la biotecnología a la producción primaria, la industria y la salud; para crear las condiciones estructurales necesarias para el éxito, como por ejemplo obtener acuerdos regionales e internacionales; y para desarrollar mecanismos que aseguran que esta política se pueda adaptar con flexibilidad a las nuevas oportunidades.
Según el informe, la biotecnología ofrece soluciones tecnológicas para muchos problemas de salud y de recursos a los que se enfrenta el mundo. La aplicación de la biotecnología a la producción primaria, la salud y la industria podrían resultar en una “bioeconomía” emergente donde la biotecnología contribuye en una proporción significante del potencial económico. En esta bioeconomía jugarán probablemente tres elementos: el conocimiento avanzado de los genes y de los procesos complejos de las células, la biomasa renovable, y la integración de las aplicaciones de la biotecnología en diversos sectores. El informe evalúa la evidencia actual y las características de la innovación biotecnológica con el fin de estimar donde está la biotecnología hoy, donde podría estar en 2015, y de una forma más especulativa, a qué se podría aparecer en el 2030. Se desarrolla una agenda política que debe ser una ayuda para guiar el uso de la biotecnología para afrontar los desafíos actuales y futuros.
Varios factores impulsarán la bioeconomía emergente, según el informe, creando oportunidades para la inversión. Aparte del uso de la biotecnología para responder al reto de la producción sostenible con respecto al medioambiente, el mayor impulso es el aumento de los ingresos de la población y per cápita, en particular en los países en desarrollo. El crecimiento de países como China e India no solo indica que la bioeconomía será global, pero que los mercados principales de la biotecnología en la producción primaria y en la industria podrían estar en países en desarrollo. El aumento de la demanda de energía, si se asocia a las medidas para reducir la emisión de gases con efecto invernadero, puede crear amplios mercados para los biocombustibles.
El informe identifica dos modelos nuevos de negocios que podrían emerger en el futuro: modelos colaborativos para compartir conocimiento y reducir costes de I+D, y modelos integradores para crear y mantener mercados. Su adopción en combinación con nuevas oportunidades para cereales no comestibles como biomasa, podría revitalizar pequeñas empresas dedicadas a la biotecnología en la producción primaria y en la industria.
Para estimar la “probable” bioeconomía en 2030 el informe adopta una aproximación según “el negocio como de costumbre” para los factores institucionales, tales como la regulación, y se basa en la investigación de loa tipos de productos de biotecnología que se prevé que llegarán al mercado en el 2015. Los resultados sugieren que la biotecnología podría contribuir con un 2,7% del PIB de los países de la OCDE en 2030, siendo la mayor contribución de la biotecnología en la industria y en la producción primaria, seguido de las aplicaciones para la salud. Esta contribución podría además ser mayor en países en desarrollo, debido a la importancia de la producción primaria y de la industria en sus economías.
Para cosechar beneficios plenos de la bioeconomía, el informe concluye que se necesitarán políticas orientadas a objetivos resolutivos. Lo cual requerirá liderazgo, en primer lugar de los gobiernos pero también de las empresas tractoras, para establecer los objetivos para la aplicación de la biotecnología a la producción primaria, la industria y la salud; para crear las condiciones estructurales necesarias para el éxito, como por ejemplo obtener acuerdos regionales e internacionales; y para desarrollar mecanismos que aseguran que esta política se pueda adaptar con flexibilidad a las nuevas oportunidades.
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