Hoy hace diez
años falleció Peter Drucker. Según podemos leer en Wikipedia, Peter
Drucker fue un abogado y tratadista austriaco, considerado el mayor filósofo de la administración (también conocida como management) del siglo XX.
Fue autor de más de 35 libros, y sus ideas fueron decisivas en la creación de
la Corporación Moderna. Drucker escribió múltiples obras reconocidas a nivel
mundial sobre temas referentes a la gestión de las organizaciones, sistemas de
información y sociedad del conocimiento,
área en la cual es reconocido como padre y mentor juntamente con Fritz Machlup. Drucker dejó en sus obras la huella de su gran
inteligencia y su incansable actividad. Hoy es considerado el padre del management como disciplina y sigue siendo objeto
de estudio en las más prestigiosas escuelas de negocios.
Poco después del fallecimiento de Peter Drucker, la Asociación para el Progreso de la
Dirección (APD) decidió reeditar su libro “Reflexiones
para un director” (editado por primera vez en 1973), no sólo como un homenaje
a su autor sino también por el propio contenido del libro “tan
sorprendentemente actual y moderno que parece que hubiera sido escrito en
nuestros días, y no hace más de tres décadas”, dice Diego Sánchez de León,
Director General de la APD en la presentación del libro. Y del autor Peter
Drucker afirma que “ha sido considerado por muchos el primer humanista de los
negocios”.
En la introducción a la primera edición del libro, en 1973, Bernardino
Herrero Nieto, cofundador y entonces director de APD, escribía: “Desde siempre
hemos aprendido que lo más difícil no es cambiar las técnicas, sino transformar
las mentalidades. Si las mentalidades no cambian, en general las técnicas son
rechazadas o mal utilizadas. No se puede instaurar la automatización sin contar
con los trabajadores, modernizar la agricultura sin los agricultores o cambiar
la organización de la empresa sin los empresarios.” “Sin embargo sorprende el
interés y atención e incluso el dinero que se gasta en aumentar el rendimiento
de nuestras máquinas en comparación con las inversiones y atención dedicada
para mejorar el nivel intelectual y profesional de nuestros equipos directivos”,
afirma.
Bernardino Herrero Nieto cita un párrafo del libro para ilustrar los
problemas de crecimiento que pueden sufrir las empresas. “¡Cuántas empresas,
dice Peter Drucker, han cambiado de dimensión y de tamaño y, sin embargo,
siguen siendo dirigidas con una mentalidad de taller, con el espíritu y
mentalidad de una empresa pequeña”… “Los problemas más difíciles que se pueden
plantear a una empresa son los del crecimiento con éxito porque, en general, se
vive de la falsa ilusión de que el futuro va a ser una proyección del pasado,
cuando lo único que sabemos del futuro es que será distinto al pasado y que
nuestras experiencias, en su mayor parte, quedarán inservibles, y además porque
cuando se está arriba el camino más fácil es el que nos conduce hacia abajo.”
Y el primer responsable, según Bernardino Herrero es el director que “si
no nos organizamos a nosotros mismos, mal podemos organizar a los demás.” Sobre
la eficacia del director, dice: “nuestro error de planteamiento quizás haya sido
y sigue siendo confundir el esfuerzo con la eficacia, y el esfuerzo, por muy
loable que éste sea, no garantiza resultados.” Esta última frase es el preludio
al Capítulo I del libro “La eficacia puede aprenderse”.
Eficacia y como conseguirla ha sido la finalidad de este libro de Peter
Drucker. Una ruta hacia una utilización más eficaz de los recursos humanos de
la empresa.
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