En
castellano spin-off significa “giro hacía fuera”. En los negocios se define
como una nueva empresa que nace en o sale de una empresa mayor, o de una
universidad, o de una incubadora de empresas.
En
el caso de la spin-off universitaria, hablamos de una nueva empresa que tiene
su origen en una universidad, que aplica los resultados de investigación y los
conocimientos científicos y “know-how” (saber hacer) adquiridos por alumni de
la universidad. Se trata pues de una transferencia por parte de la universidad
de estos conocimientos y/o de una propiedad intelectual a una nueva empresa para
su explotación comercial en forma de producción de productos comerciales o de
prestación de servicios.
El
concepto spin-off no es nuevo. El diccionario Webster ya habla de spin-off en
su edición de 1966 pero su despliegue es más reciente. Destacan en su
desarrollo las universidades donde la ingeniería y tecnología, así como el
contacto con la empresa, tienen un fuerte peso. Por ejemplo en la universidad KU
Leuven (nº 55 en la clasificación mundial de Times Higher Education de universidades, y nº 36 en cuanto a
la ingeniería y la tecnología se refiere), la idea de la spin-off universitaria
nació en 1972. Como se puede ver en el gráfico, en 1990 se habían creado unas
10 empresas, en el decenio 1990-2000, crecieron
a más de 40, pero el despegue fuerte empezó en el cambio de milenio para
alcanzar un total acumulado superior a las 100 empresas en el año 2014.
Las
spin-off nacen sobre todo en universidades con fuertes lazos con las
industrias. Importante es su capacidad para ayudar a la industria con
innovaciones, inventos y consultoría, factor que participa en el citado ranking
de universidades en un 2,5%. Universidades que destacan en este factor dan
importancia a la transferencia de conocimiento, y procuran obtener financiación
de la industria para la investigación y para disponer de un número apreciable
de investigadores. Son universidades a las que las empresas están dispuestas a
pagar para la investigación, y que son capaces de atraer financiación en el
mercado (En este factor la KU Leuven destaca con una puntuación de 99,9). Son
universidades “emprendedoras”, que aportan directamente al crecimiento
económico local, regional y nacional.
Los
EEUU van como casi siempre por delante (tiene 7 universidades entre las 10
primeras; las tres otras son inglesas). Por ejemplo, el Instituto Tecnológico
de Massachusetts, MIT, sexta en el
ranking mundial de universidades, presume de más de 25.000 spin-off activas. En
2009 el Profesor Edward Roberts,
fundador y presidente del Martin Trust
Center for MIT Entrepreneurship
del MIT, junto con el estudiante de doctorado Charles Eesley, publicaron un estudio,
Entrepreneurial
Impact: The Role of MIT (El Impacto Emprendedor: El Papel del MIT). Recuerdan que las
universidades intensivas en investigación y tecnología tienen un impacto
importante en la economía. Su estudio muestra el alcance de este impacto. Dicen
“A partir de nuestra extensiva colección y análisis de los datos, concluimos
que, si las empresas activas creadas por graduados del MIT formaran un país
independiente, una estimación conservadora indica que sus ingresos harían que
este país sería por lo menos la 17ª economía más grande del mundo.” Según
una estimación menos conservadora, 25.800 empresas creadas por alumni del MIT
emplean a 3,3 millones de personas y generan en el mundo unos ingresos anuales
del orden de 2 millones de millones de dólares, o el equivalente de la 11ª
economía más grande del mundo. ¡Impresionante!
¿Cómo soporta la Universidad a las spin-off? Protege y gestiona la
propiedad intelectual; provee soporte legal; participa en el desarrollo de los
planes de negocio; valida el modelo de negocio y el mercado; busca inversores; encuentra
una infraestructura; gestiona el crecimiento; promueve la valorización y el
emprendimiento; estimula el desarrollo regional, las redes y los clústeres, etc...
También ocurre que gestiona la financiación. Por ejemplo, en 1997 la KU Leuven creó el Fondo Gemma Frisius (*), un fondo de capital
“semilla” (“seed capital”) en el que participan los bancos KBC y BNP Paribas,
con el objetivo de estimular la creación y el crecimiento de las spin-off
mediante la provisión de capital en las fases iniciales de las spin-off basadas
en la investigación, y combinando la experiencia de investigación y
transferencia de tecnología de la universidad con la experiencia financiera y en
inversiones de los socios financieros.
¿Y qué hay de las spin-off en España?
En un artículo en la Revista Europea de Dirección y Economía
de la Empresa (**), miembros del Departamento de Economía Financiera y Contabilidad de la Facultad de Ciencias
Económicas y Empresariales de la Universidad
de Santiago de Compostela analizan 47 universidades públicas españolas
sobre su capacidad para crear empresas spin-off. Es un estudio único en su
género. Los autores concluyen que “la creación de spin-off mantiene una
relación positiva con la investigación financiada por el sector privado, la
antigüedad de la universidad en este tipo de actividades, la orientación de la
investigación y la existencia de servicios de incubación en la universidad.”
Según
los autores, las universidades españolas tradicionalmente han tenido pocas
relaciones con la industria hasta que en 1988 el gobierno estableció las
Oficinas de Transferencia de Tecnología para soportar y promocionar la
diseminación del conocimiento científico y las actividades de transferencia de
tecnología. Años más tarde la situación había mejorado sustancialmente y en
2006 se crearon un total de unas 143 spin-off. Otros síntomas positivos eran el
crecimiento considerable del importe de los contratos de investigación y el
aumento de solicitudes de patentes que del año 2000 al año 2006 se duplicaron.
Pero,
opinan los autores, comparado con los países anglosajones la cooperación entre
la industria y las universidades sigue teniendo un desarrollo insuficiente, y
la generación de fondos para llevar nuevos inventos al mercado es más difícil
en España que en los EEUU. Dicen que además el alto grado de burocracia en las
universidades y su aversión al riesgo explican en parte por qué varias
universidades se involucran poco en el proceso de creación de nuevas empresas.
Los autores observan que hay una relación positiva entre las disciplinas que
tienen una mayor orientación al mercado, tales como las ciencias de la vida y
la ingeniería, y la creación de las spin-off universitarias.
Otro estudio interesante es
el que han hecho conjuntamente miembros de la Universidad Autónoma de Barcelona y de la Universidad de Zaragoza: “El spin-off universitario en España como modelo de creación de empresas
intensivas en tecnología” (***). El estudio se basa en una encuesta realizada en el
año 2006 por correo electrónico de
una muestra total de 93 empresas de base tecnológica, de las que 70 son
empresas surgidas de programas de spin-off universitarios. El objetivo era conocer
mejor los incipientes esfuerzos de creación de empresas a través del formato de
spin–off universitario que se estaban desarrollando en muchas universidades
españolas.
El estudio recopiló información de un
número de spin-offs activas (otras
desaparecieron) en las 48 universidades españolas de las que se disponía de
información. Concluye que “el fenómeno de
las spin-off universitarias está creciendo en España”. La encuesta abarca 246
spin-off activas en el año 2006 inclusive. 18 eran de antes del año 2000, 114
se crearon desde el año 2000 al 2004, 42 se crearon en 2005, y 72 en 2006. En
este número no están incluidas las 150 de la Universidad
Politécnica de Cataluña, por lo que sumadas al anterior daba 396. El
mayor número de spin-off universitarias, con diferencia, se crearon en Cataluña
y Valencia (.
Los autores constatan que la tasa de mortalidad de las spin-off universitarias es
relativamente más baja que la del resto de empresas.
Los sectores que predominan en las spin-off son en primer lugar el de
la informática (hardware y software), que suman más de la mitad, seguidas por
las de I+D (proyectos de
investigación tecnológica aplicada), las químicas y las de biotecnología. La distribución es similar a la
de los EEUU.
Según el estudio el fundador típico de una spin-off universitaria suele
ser una persona o un grupo muy pequeño, de edades muy diversas (aunque la media
parece estar entre los 30 y 40 años). El mayor porcentaje son profesores y/o
investigadores, con título de doctor y/o máster. En la mayoría de los casos el
capital para la puesta en marcha de la spin-off proviene de los propios fundadores,
pero para la mayoría las ayudas públicas son muy importantes. En muchos casos
los fundadores no tienen experiencia en gestión empresarial y deben incluir una
persona experta en su plantilla o recurrir a asesores o gestores externos.
(*) Regnier
Gemma Frisius fue un geógrafo, matemático y médico holandés que vivió en el
siglo XVI y estudió en la Universidad de Lovaina, donde después sería profesor.
Mercator y el emperador Carlos V fueron algunos de sus alumnos.
(**) “A resource-based view of university spin-off activity,
New evidence from the Spanish case”, David
Rodeiro Pazos, Sara Fernández López, Luís Otero González, Alfonso Rodríguez
Sandiás, (Departamento de Economía Financiera y Contabilidad, Facultad de
Ciencias Económicas y Empresariales, Universidad de Santiago de Compostela), Revista
Europea de Dirección y Economía de la Empresa, Vol. 21. Núm. 03.
Julio 2012 - Septiembre 2012.
(***)”El spin-off universitario en España como modelo de
creación de empresas intensivas en tecnología1”, Pedro Ortín (UAB), Vicente
Salas (UZ), Maria Victoria Trujillo (UAB), Ferran Vendrell (UAB). Con la
colaboración de Vasilis Myrthianos. (UAB-
Departamento de Economía de la Empresa de la Universidad Autónoma de Barcelona
y UZ – Departamento de Economía y Dirección de Empresas de la Universidad de
Zaragoza.)
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