Los
EEUU siguen siendo la primera potencia mundial en competitividad. China es el
país más competitivo en los mercados emergentes. Y en Europa la brecha entre
los países ha aumentado, situándose España entre los últimos con Italia,
Portugal y Grecia.
Estas
son las conclusiones básicas del último Informe
de Competitividad Global 2012-2013 del Foro Económico Mundial.
A
pesar de la crisis, varios países europeos continúan ocupando un lugar
destacado entre las economía más competitivas del mundo. Seis de ellos están en
los diez primeros, y diez en los 20 mejores: Suiza (1º), Finlandia (3º), Suecia
(4º), Países Bajos (5º), Alemania (6º), el Reino Unido (8º), Dinamarca (12º),
Noruega (15º), Austria (16º), y Bélgica (17º). Entre los diez primeros del
mundo están también Singapur (2º), EEUU (6º), Hong Kong (9º), y Japón (10º). Según
dice el informe, Europa es también la región con disparidades significativas en
competitividad, con varios países de la región con posiciones claramente más
bajas en los rankings. En particular se cita a España (36º), Italia
(42º), Portugal (49º), y Grecia (96º).
Sobre
estos países del Sur de Europa el informe dice que, junto con Irlanda se han
encontrado en el ojo del huracán desde el principio de la peor crisis
financiera y económica de Europa ha experimentado desde la Gran Depresión. Un
gasto público excesivo en el caso de Grecia, bancos en quiebra en Irlanda, y
más recientemente el caso de España después de que explotó una burbuja del
sector inmobiliario que duró una década, y la incapacidad general de Italia y
Portugal para crecer y para competir en un entorno globalizado, han llevado a
estas economías al borde de la quiebra soberana por primera vez desde el fin de
la II Guerra Mundial. Como resultado, estas economías – excepto Italia – han
sido forzadas a pedir rescates internacionales totales o parciales, debido a su
incapacidad de obtener una financiación asequible en los mercados financieros
internacionales.
Sobre
España en particular, el informe dice que a pesar de su situación
macroeconómica delicada y de las dificultades bien conocidas de su sistema
bancario que restringe el acceso de las empresas locales a la financiación,
España se mantiene en la 36ª posición. El país sigue beneficiándose de una
infraestructura de transporte de clase mundial (10º clasificado) y un buen uso
de las TIC (24º). También tiene una de las más altas tasas de matriculación en
la educación terciaria (18º), que provee una gran reserva de mano de obra
calificada que, si se moviliza correctamente, podría ayudar al país en la muy
necesaria transición económica a actividades de mayor valor añadido. A pesar de
estas fortalezas, la ventaja competitiva de España está obstaculizada por sus
desequilibrios macroeconómicos. Sus dificultades en frenar el déficit público
(135º), que siguen sumándose a la ya alta deuda pública (112º), a las que se
añade las serias dificultades de un segmento del sistema bancario (109º), han
resultado en una falta de confianza en los mercados financieros y en la
capacidad del país para acceder a una financiación asequible por parte de los
mercados internacionales. La extensión del bono contra economías más fuertes ha
continuado creciendo sin descanso, obstaculizando la capacidad del país, de su
sistema bancario, y finalmente su sector empresarial para acceder a fuentes de
financiación asequibles (122º). Adicionalmente, los mercados laborales de
España, aunque mejoran ligeramente, se mantienen demasiado rígidos (123º). Las
reformas estructurales adoptadas recientemente, tanto en el sistema bancario
como en el Mercado laboral, deben ayudar a abordar estas debilidades una vez
que están implementadas. Sin embargo, los recortes recientes en investigación
pública e innovación, acopladas a las crecientes dificultades del sector
privado para obtener fondos para las actividades de investigación y desarrollo,
podrían retener la capacidad de las firmas locales para innovar (44º), lo cual
será crucial para facilitar la transformación económica del país.
Resumiendo,
de los índices de competitividad el informe detecta como los factores más
problemáticos para hacer negocios en España: el acceso a la financiación; regulaciones
laborales restrictivas; una burocracia ineficiente del gobierno; una capacidad
insuficiente para innovar; las tasas y regulaciones de impuestos; la
corrupción; una fuerza laboral formada inadecuadamente; una pobre ética laboral
de la fuerza laboral; una inestabilidad política; la inflación; un suministro
inadecuado de infra estructura; una pobre salud pública; el crimen y el robo;
las regulaciones de divisas extranjeras; y la inestabilidad gubernamental.
“Las diferencias persistentes en
competitividad entre regiones y dentro de las mismas, en particular en Europa,
están en el origen de la turbulencia que estamos sufriendo hoy, y esto está
poniendo en peligro nuestra prosperidad futuro”, dijo Klaus Schwab, Fundador y
Presidente Ejecutivo del Foro Económico Mundial. “Urgimos a los gobiernos a
actuar decisivamente tomando medidas de largo plazo para activar la
competitividad y resituar al mundo en un camino de crecimiento sostenible.”
Por
su parte, Xavier Sala-i-Martin, Profesor de Economía de la Universidad de
Columbia, EEUU, y coeditor del Informe, dijo: “El Índice de Competitividad
Global provee una ventana de las tendencias a largo plazo que están dando forma
a la competitividad de las economías del mundo. Desde este punto de vista,
creemos que ofrece una percepción útil de las áreas clave en las que los países
deben tomar acción si quieren optimizar la productividad que va a determinar su
futuro económico.”
Esto
es lo que evidentemente hay conseguir: optimizar la productividad. Esto no se
consigue con acciones individuales. Necesita también voluntad de cooperación, de
creación de alianzas, sobre todo en un país como España con un muy alto
porcentaje de Pymes.
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