Ahora que estamos en el Año Europea del Voluntariado es oportuno reflexionar sobre lo que es ser voluntario. La Fundación TAU Fundazioa por la Solidaridad y Cooperación Norte y Sur, de los pp. Franciscanos, lo hace en la revista Arantzazu y, por su interés, hemos extraído los siguientes pasajes más significativos.
(Santuario de Arantzazu: Jorge Oteiza presenta a los apóstoles, voluntarios de hace dos milenios)
Así define el voluntariado: “El voluntariado es ante todo un derecho y un ejercicio cívico que enriquece a la sociedad, a las organizaciones sociales y, también, a las personas que prestan de manera altruista a implicarse en una organización, aportando su tiempo, sus capacidades y su esfuerzo. La cultura del voluntariado es una cultura de la gratuidad, la participación y la solidaridad. Apostamos por un voluntariado comprometido, desinteresado, crítico y autocrítico, transformador de nosotros/as y de la realidad, democrático, independiente y cívico.”
“El voluntariado social no es prioritariamente una actividad asistencial con las personas marginadas. La acción voluntaria tiene, efectivamente, un componente asistencial decisivo en la resolución de problemas inmediatos, mucho más cuando estos no admiten demora. Pero sobre todo se trata de una actividad frente a la sociedad, la búsqueda de un modelo social y de comportamiento personales que afirmen la justicia social y la búsqueda de mayores oportunidades para todos.”
“Más allá del protagonismo que adquiere el voluntariado en situaciones puntuales y de emergencias, es preciso recordar que el voluntariado es sobre todo la manifestación de un compromiso cotidiano y permanente de muchas personas, todos los días del año, ante todo tipo de necesidades, en todos los barrios y pueblos de nuestro planeta… y en ámbitos tan dispares como los servicios sociales, la salud, la cooperación al desarrollo, el tiempo libre, la educación, la cultura, la promoción del deporte, el medioambiente…”
Y se hace una crítica bastante negativa de la evolución del voluntariado: “La tendencia actual muestra un voluntariado de compromiso débil, con un grado menor de exigencia, una menor dedicación, con apuestas menos duraderas, menor identificación con las entidades y una menor asunción de responsabilidades. Una tendencia que en algunos casos se agrava, y se convierte en un círculo cerrado que acaba por asfixiar a muchas entidades: crisis de participación, acomodación y pasividad de los socios y socias, los líderes se queman, dificultades para encontrar relevos en las juntas directivas, falta de motivación, falta de convicción en el sentido y papel de la entidad…”
A los voluntarios convencidos y a las asociaciones conviene hacer frente e intentar corregir positivamente estas situaciones.
Fundación TAU Fundazioa alerta sobre otros desafíos del voluntariado: “La participación de personas voluntarias no conviene plantearla desde una visión “utilitarista” y de “ahorro” pensando en las personas voluntarias como trabajadores que salen gratis a la organización. También hay que tener cuidado con el “voluntariado interesado”; si antes lo que primaba era el bien común, en la actualidad este se confunde frecuentemente con aspiraciones de carácter personal, laboral o académico y búsqueda de recompensas interesadas que chocan con el principio de “gratuidad” vinculado a la acción voluntaria.” O que la profesionalidad de estas asociaciones se conviertan en “meras prestadoras de servicios” Peor aún, constatar que “muchos proyectos asociativos esconden únicamente fines mercantiles, o no representan si no un modo “fácil y amable” de empresa…”
Nos llama a “seguir fortaleciendo los espacios y las redes de encuentro, potenciar el intercambio y colaboración entre las organizaciones de voluntariado y redescubrir el valor de compartir experiencias y construir conocimiento. Con el fin de ir completando el tejido social y, así, establecer objetivos estratégicos compartidos para el cambio social.”
Concluye el artículo diciendo “Creemos que la obsesión de las organizaciones no debe ser la cantidad de voluntarios y voluntarias; nuestro papel es ser testimonio de los valores que inspiran la acción voluntaria, y garantizar la calidad y eficacia de nuestra acción solidaria… “Por último, queremos reivindicarla importancia del voluntariado y las acciones solidarias, en épocas de crisis, como generadores de desarrollo y de cambio, amortiguadores de penurias y promotores de esperanza…”
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